Amanecer en una suite perfecta, salir a la terraza de la misma, frente al Atlántico infinito, y respirar hondo, con la silueta de la gran mezquita Hassan II al fondo. Una sensación única que se puede llevar a cabo desde hace apenas unas semanas en Casablanca gracias a la inauguración este otoño del increíble hotel que ha abierto allí Four Seasons.
Se trata de una de las grandes inauguraciones previstas para el año que está a punto de acabar, una entrada en la ciudad por todo lo alto y que permite mejorar la que ya de por sí era una buena oferta hotelera en el perímetro de Casablanca. En este caso, frente al mar, en un edificio cuya arquitectura se inspira en la tradición marroquí, tomando colores del desierto para crear atmósferas únicas y bucólicas.
Con apenas cinco plantas de altura, el Four Seasons Casablanca está diseñado para disfrutar en intimidad. Se compone de 186 habitaciones muy espaciosas, 29 de ellas suites con balcón privado, tanto sobre el océano como sobre los jardines del complejo. Para relajarse, cuenta con una gran piscina exterior, pero también un amplio gimnasio y un spa llamado a la indulgencia.
De nombre Le Spa, cuenta con 700 metros cuadrados dedicados al bienestar, así como 10 salas de tratamientos, dos rincones para parejas completamente aislados del resto y dos pequeñas termas que recuerdan a las de un balneario. No faltan saunas, baños de vapor, jacuzzis…
De la restauración se encarga el restaurante Bleu, una brasserie contemporánea, con estilo casual chic y que cuenta con mesas tanto dentro como fuera del edificio, en una amplia terraza junto al mar. Además, hay que sumar el Mint, un restaurante especializado en cocina tradicional del Magreb, así como el Latitude 33, que sirve tapas y comida rápida internacional (tacos, noodles, curry…).
Un estreno de gran lujo que es posible experimentar este invierno a partir de 350 €/noche (desayuno incluido).
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