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Fitzwilliam, descanso y color en el centro de Dublín

Un excepcional cinco estrellas al final de Grafton St., en Dublín.

Un Afternoon Tea antes de asistir a una obra de teatro en alguno de los templos de la escena de Dublín, como el Gaiety, el Bewleys o el National Concert Hall es el mejor plan para quienes quieran conocer el Fitzwilliam sin tener por qué alojarse en él. Y es que no todos los hoteles de categoría en Dublín pueden presumir de balcón con vistas al parque de St. Stephen's Green, uno de los pulmones de la capital irlandesa.

Pero el Fitzwilliam es mucho más que un lugar genial para un té con scones, pastas y sandwiches. Se trata de uno de los hoteles con más encanto de Dublín, y donde decoración y gastronomía juegan un papel fundamental.

Salta a la vista nada más traspasas su puerta de entrada, siempre con un botones atento a las maletas y necesidades de los huéspedes. De hecho, la atención es constante. Hay bastantes personas en todo momento en la recepción, el lobby e incluso en otras zonas como para jamás tener que esperar ni un par de minutos, y todo lo que se solicita, desde un adaptador de enchufe a un snack en la habitación, llega al momento. Por no decir de las atenciones extra a los huéspedes, que se encuentran sobre la cama unas chocolatinas Cadbury's, unas golosinas, una vela aromática... cada noche algo diferente.

Las 139 habitaciones de este cinco estrellas al final de Grafton St. han sido decoradas con mucho color. De hecho, llama la atención el cabecero de cama con capitoné de brillante color morado, los cubrecamas turquesas, las alfombras con geometrías divertidas a juego... y los estampados rayados de los sofás, butacones y la propia cama. Y es que, aunque esté sobre todo configurado para viajes de negocios, no deja de tener esos detalles bonitos que se aprecian aun más en las escapadas para días de vacaciones.

Su restaurante Citron es elegante y con un menú que cuida cada detalle. Especialmente se aprecia en el desayuno, donde su carta de huevos, hechos al momento, es extensa ( a la Florentina, Benedictinos, todo tipo de tortillas y revueltos...); al igual que el Full Irish (el desayuno contundente y típico de Irlanda). Pero no faltan detalles como los smoothies de varias frutas, los scones, mini bollería...

El Fitzwilliam está a un paso de todo, y no solo de los teatros, sino también de las calles comerciales (es el final de Grafton, pero O'Connell está a cinco minutos paseando), de las decenas de pubs de Temple Bar y el Trinity College, así como de los lugares históricos (la catedral de San Patricio está casi en línea recta, a 15 minutos).

Una muy buena elección en Dublín que hará del viaje, bien de negocios o de placer, toda una delicia. Reservar aquí una noche es posible desde 380 €, aunque es posible encontrar ofertas durante prácticamente todo el año por incluso 220 €/noche.

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