Inaugurado en 2012, el Dorado Beach es el primer Ritz-Carlton Reserve en América, la división hotelera que trata de dar un plus de calidad y exotismo en la firma estadounidense. Para ello, ofrece a sus huéspedes 114 habitaciones y suites para que puedan disfrutar de una escapada en perfecta armonía con la naturaleza, ya que todo se realiza siguiendo estrictos controles de respeto por el Medio Ambiente.
De sus suites, la joya de la Corona es la Mansión Presidencial, una villa privada de más de 750 metros cuadrados en las que sentirse como el emperador de Puerto Rico, si ese título existiera. Allí, al igual que en el resto, un grupo de mayordomos se encarga de que todo esté a su gusto (aunque en el hotel prefieren llamarlos 'embajadores'). Ellos se encargarán, por ejemplo, de llevar a su habitación la mejor gastronomía si no tiene ganas de ir a Mi Casa, uno de los restaurantes del complejo.
Sí, es un Mi Casa, es decir, el sello de nuestro reputado cocinero José Andrés en Estados Unidos, que también está presente en este rincón del norte de la isla de Puerto Rico, a no demasiada distancia al oeste de San Juan. De hecho, como no se tarda apenas nada, una magnífica excursión es visitar la capital de nuestra antigua colonia.
Y si no se quiere salir de allí, cosa comprensible porque sus piscinas de arquitectura infinita y sus playas cuajadas de palmeras enganchan, otro plan a mano es visitar su Spa Botánico, en el que se utilizan aceites de hierbas infusionadas para llevar a cabo los diferentes tratamientos. Dos de las salas de este se encuentran en hamacas situadas en casas en árboles (normal que sean las primeras en reservarse).
Está construido en un terreno en el que desarrolló su trabajo el conservacionista Laurance Rockefeller, además de otros famosos expertos como Jean-Michel Cousteau. Es por ello que el hotel ayuda a preservar el entorno, especialmente la barrera de coral y los Parques Nacionales que lo circundan. Toda una aventura a partir de 720 €/noche.
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