Bridge St. es una de las principales calles del centro de Sidney. Se encuentra a un paso de los muelles principales del puerto, así como de la Ópera, la Galería de Arte, la catedral de St. Mary, el acuario Sea Life... Es decir, que hay pocas ubicaciones que puedan resultar mejores a la hora de tomarla como epicentro y referencia para quienes quieran patearse la capital económica de Australia durante una escapada.
Para ello, nada mejor que hospedarnos precisamente allí, concretamente en el Establishment, un hotel boutique con mucho encanto que ha hecho del lujo su santo y seña, incorporando un diseño original que se basa en la tradición japonesa, el minimalismo y los toques contemporáneos, especialmente a la hora de incluir pinceladas de color en el mobiliario. Así, sus 31 habitaciones y dos suites del ático permiten sentirnos como en casa.
Es la idea del complejo, que el huésped tenga la sensación de encontrarse en un loft privado. De ello se encarga una arquitectura que apuesta por los techos altos con vigas de madera a la vista, que empastan a la perfección con un mobiliario sencillo en tonos a juego con las paredes (claro y neutro en el caso de las estancias blancas y en diferentes tonos de gris en las oscuras). En todas, además de bellísimas orquídeas en las mesas, las camas son tamaño King Size y no faltan televisores de pantalla plana, reproductor de DVD, sistema de audio estéreo de la firma BOSE o cosméticos y amenities de la casa Bvlgari en el cuarto de baño (de la línea té verde).
Pero Establishment también quiere ser un centro de referencia en materia de ocio. Se define como un hotel joven, que brinda descanso y, al mismo tiempo, alternativas para pasarlo bien. De ello se encarga su bar, llamado como el hotel, y que con 50 metros es el más largo de la ciudad (algunas noches de fin de semana la cola supera esa longitud; aunque los huéspedes no tienen que hacerla, ya que son considerados VIP). Además, se completa con una discoteca, Tank, asociada al grupo Pachá en Australia, y un lounge, el Hemmersphere, donde tomar una copa en un ambiente relajado, entre butacas y divanes.
No hay que preocuparse por ruidos, ya que ambos lugares no están en el mismo edificio del hotel, sino que todos juntos forman un complejo en horizontal que cubre buena parte de la calle. Lo mismo ocurre con el Sushi E, el restaurante japonés de Establishment, que tiene su puerta particular, o el Garden Bar, de cocina tailandesa. Toda una experiencia que es posible disfrutarla desde 190 €/noche.
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