Hay hoteles que no solo están para aquellos viajeros que vienen de paso. Muchos de ellos son una referencia en sí que bien podrían destacar entre las páginas de una guía de viajes como un imprescindible en las visitas de la ciudad. Y hay uno que sobresale por encima de los demás por estar a caballo entre un hotel, un museo o un palacete privado. Hablamos del Hotel Claris, en Barcelona.
Desde su inauguración en 1992 el hotel no dejado de sorprender al público. En primer lugar, por albergar numerosas obras de arte con colecciones egipcias, romanas y budistas en su interior y exponerlas en sus salones. En segundo, por ser un referente en el mercado de la hostelería al sentar sus bases en un edificio neoclásico del siglo XIX, el Palacio de Vedruna, que conserva su fachada original. Y además es un referente por la amplia propuesta de ocio y gastronomía que el Claris ofrece durante todo el año. Pero esta vez, la familia Clos ha querido ir más allá y darle otro aire al buque insignia de la cadena Derby Hotels.
Y ¿cómo podían hacerlo? Reformando 12 de las 124 habitaciones del Hotel Claris para que se asemejaran a las estancias privadas de un palacete. ¿El objetivo? Conseguir que ahora el huésped se sienta como un invitado de honor del propietario. Para ello, el grupo ha invertido 12 millones de euros para conseguir que cada habitación parezca una pequeña galería de arte.
Jordi Clos ha tomado las riendas de esta reforma junto con el equipo de interioristas de Derby Hotels Collection quienes han diseñado un proyecto distinto para cada una de las habitaciones.
El proyecto ha conseguido encontrar el equilibrio perfecto entre la historia y la contemporaneidad, lo que ha potenciado su singularidad. Clos mantiene el protagonismo de las piezas de arte y añade la exquisitez de los materiales de construcción. Así, encontramos desde maderas de raíz de arable, palisandro, ébano, piedras areniscas esculpidas, mármol de titanio de Brasil hasta pan de oro con dibujos artesanales en las paredes, linos egipcios, pieles curtidas de diferentes texturas, o incluso sofás de terciopelo de colores intensos, espejos tallados artesanalmente, lámparas venecianas de Murano del S.XVII, entre otros.
Como novedad en esta nueva etapa del hotel, también destaca la incorporación de una selección de 200 piezas de arte precolombino de las culturas Maya, Chimú, Nayarit, Quimbaya, Veracruz, entre otras, que complementa sus reconocidas colecciones ya expuestas y que conviven con los huéspedes del Claris.
Muchas de las piezas están expuestas en las habitaciones reformadas como parte de este proyecto para dotarlas de un toque diferencial. Y algo más… habrá elementos como sombreros ceremoniales indígenas de Kenia; cuadros de la familia Vedruna; jarrones de cerámica de las dinastías Ming y Shang; máscaras contemporáneas de la República de Benín; un tronco de árbol fosilizado hace 25 millones de años del desierto del Gobi; figuras budistas del siglo XVIII y sofás con estructura de madera carbonizada.
El Hotel Claris ha sabido conjugar el lujo y el arte que un 5* Gran Lujo demanda y lo pone a disposición de los amantes de la cultura, el ocio y el turismo. A partir de 240€/noche.
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