Fueron cinco años los que se necesitaron para reconvertir el Palacio de Justicia de Nantes en todo un hotel de alta gama. Aunque no cuenta con la afamada quinta estrella, no cabe duda de que el Radisson Blu de la ciudad francesa, la antigua capital de Bretaña (hoy de la región de Países del Loira), es todo un establecimiento de lujo, y la historia de su inmueble (construido en 1852 en un estilo neoclásico monumental) es motivo más que de sobra para merecer semejante título.
El actual Palacio de Justicia tampoco le va a la zaga. Es un imponente edificio de vidrio y hormigón firmado por Jean Nouvel. Símbolo de los nuevos tiempos como del clasicismo y el esplendor lo es el antiguo. Allí, la cadena Radisson ha levantado un hogar para los turistas en los que, cosas de la casualidad, tampoco falta el sello Nouvel. Y es que el diseñador es el creador de parte del mobiliario con el que se ha vestido buena parte de las 142 habitaciones del complejo, así como de las áreas comunes. Destacan especialmente las cinco suites, así como las 15 Junior Suite, todas elegantes y funcionales.
A diferencia de otros hoteles, y como consecuencia del carácter histórico del inmueble, el Radisson Blu Nantes no cuenta con un centro de balneario dentro del hotel, si no fuera. Justo enfrente han creado un spa en el que poder darse un relajante masaje, así como disfrutar de un baño de vapor en su hammam, una sauna o practicar deporte como si hubiéramos ido al gimnasio.
El restaurante principal, L'Assise, permite disfrutar de una cena en el lugar en el que antes se reunía la Sala de la Corte, un detalle que no pasó por alto el arquitecto Jacques Cholet al proyectar la rehabilitación del palacio, ni de Nouvel al decidir cómo decorarlo.
A partir de 180 €/noche la habitación doble y 240 € las suites, el mejor lugar desde el que descubrir una de las ciudades medianas más interesantes de Francia, perfecta para una escapada.
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