¿Te imaginas que esa casita en el bosque, con flores de todos los colores, camas altas con dosel, vigas de madera y un río atravesando la propiedad existiera de verdad? Así lo imaginó el matrimonio que se encargó de remodelar un viejo molino del siglo XVII en 1967 y lo convirtió en el Moulin du Roc, un hotel con mucho encanto.
La ubicación de este hotel, apartado de la civilización, a 6 km de Brantome en el pequeño pueblo de Champagnac de Belair, lo convierte en un refugio ideal para parejas, amantes, novios o incluso encuentros de negocios.
Moulin du Roc es un hotel boutique de cuatro estrellas con 15 habitaciones distribuidas en las tres partes que conforman la estructura del hotel, unidas entre sí por escaleras, puentes y pasarelas sobre el río Dronne. La decoración de ellas atiende al estilo medieval, con muebles de época y habitaciones abuhardilladas con vigas de madera. La ropa de cama y toallas son de primera clase y de su elección se encarga la firma francesa Hermés.
Pero el Moulin du Roc no solo destaca por su alojamiento especial y exclusivo sino también por la gastronomía que ofrece. Tiene en su haber una estrella Michelín, lo que lo convierte en atractivo turístico para paladares exquisitos.
No sé si encontrarás a los tres protagonistas del popular libro de Frances Hodgson Burnett en este jardín secreto, pero tienes hasta el 31 de octubre para intentarlo porque después, Moulin Du Roc cerrará sus puertas hasta marzo del año que viene.
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