Pocos hoteles del mundo cuentan con una decoración comparable al de Le Mathurin, en París. Este cuatro estrellas de la capital gala no ha dejado ni un rincón al azar, pero tampoco a la repetición. Cada una de sus 54 habitaciones tiene su propio estilo, por lo que cada vez que se pasa una noche allí, el cliente tiene la sensación de probar un hotel diferente. Muebles, lámparas, alfombras... nada se repite entre una habitación y otra.
Obra del arquitecto Vincent Bastie, cada cuarto es un mundo: con toques infantiles, rockeros, minimalistas, góticos, barrocos... Por no repetir, ni siquiera se han duplicado las paredes, ya que se ha invertido en dotar al hotel de los mejores papeles pintados de Francia, así como de una biblioteca con 6.000 volúmenes y salones para acoger eventos culturales.
Como todo establecimiento que se precie, las camas, de gran tamaño, presiden las suites, por cierto dotadas de la tecnología más puntera; y tampoco falta un spa donde aplicarse algún tratamiento relajante tras una jornada de negocios en la ciudad. Y todo ello a partir de 330 € la habitación doble, y hasta los 1.000 € que cuesta la suite más cara: la 'Rendez-vous du Mathurin'. Adictos a Ikea, abstenerse.
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