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El hotel de Venecia en el que se enamoraron Onassis y la Callas

El Danieli, un hotel de lujo que ha enamorado también a Greta Garbo, Chaplin, Dickens, Balzac...

Despertar en la Piazza de San Marco. Y no sólo despertar. También un buen desayuno, a ser posible en la terraza de la quinta planta del hotel Danieli, la última, desde la que es posible degustar un croissant recién hecho con el campanario de la Catedral como testigo y, al fondo, majestuosa la iglesia de San Giorgio Maggiore.

Y quien habla de comenzar el día como auténticos privilegiados, también se puede afirmar lo mismo para rematarlo, ya que la misma terraza se convierte en coctelería de altura al caer el sol. Todo ello en un ambiente de gran lujo ideado por el interiorista y arquitecto francés Jacques García, que quiso crear un ambiente seductor. Lo consigue de sobra, aunque con esas vistas tan fascinantes es fácil que nadie quiera perderse la oportunidad de pasar unos minutos allí.

Pero el hotel Danieli es mucho más que sus vistas y su terraza. Este palacio veneciano del siglo XIV, a un paso de la Plaza de San Marcos y del Puente de los Suspiros, en pleno Bacino, reconvertido en hotel, es uno de los máximos exponentes del lujo en la Ciudad de los Canales. Se levanta en lo que fue el Palazzo Dandolo y ahora se le añaden los dos edificios adyacentes, siempre con el frontal frente al canal.

Aristóteles Onassis y María Callas, se conocieron y enamoraron en el Danieli durante un baile.

Hotel desde 1822, su lujo recargado y su fachada carmesí atraen por igual a visitantes y locales. No en vano, su lista de clientes es larga: Greta Garbo, Charles Chaplin, Dickens, Balzac... Así como las historias de amor que entre sus paredes acontecieron. Por ejemplo, la de Aristóteles Onassis y María Callas, que se conocieron allí durante un baile en sus salones. Con habitaciones cómodas y espaciosas, el detalle al cliente es máximo en todo el servicio. Así, al llegar, aguardan en la habitación pequeñas delicias como unas fresas bañadas en chocolate blanco, y durante toda la jornada aparecen pequeños obsequios: bombones sobre la cama, una botella de vino blanco, un refresco... que hacen aún más cómoda la estancia. Si en el dormitorio no falta de nada, mucho menos en los baños. Con todo tipo de amenities a nuestra disposición, cuentan con magníficos juegos de toallas de cuidado y vaporoso algodón, así como grandes duchas, espaciosas, que rivalizan con grandes espejos de tocador. La arquitectura gótica del palacio y su interior son de un valor patrimonial incalculable, de ahí que Luxury Collection decidiera que no se puede fumar en sus dependencias. Es el mejor modo de preservar un rincón privilegiado de Venecia.

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