Se ha definido como "el refugio para los montañeros más bravos y aguerridos dispuestos a coronar el pico más alto de los Alpes", y no les falta razón. Pero para los que no buscan llegar a los 4.810 metros de altura del gigante entre Francia e Italia, también es un rincón que merece, y mucho, la pena, pues cuenta con las vistas más increíbles de toda la cordillera.
Levantado de forma que nos protege en todo momento de los fuertes vientos de esas alturas (capaces de llegar a los 300 kilómetros por hora, con una temperatura que ronda los 0 ºC, sensación térmica muchísimo menor), lo primero que nos llama la atención del refugio de Goûter es su singular forma: la de un óvalo futurista, casi extraterrestre, jalonado de ventanas por los 360º del mismo. Y se equivocan los que piensen que es un simple refugio de montaña, pues dentro cuenta con todo tipo de servicios y comodidades.
El de Goûter viene a continuar una historia de refugios alpinos que se remonta a 1906, cuando se crea el primero, siempre en el lado francés de la cordillera. Construir allí es complicado, debiendo llevar los materiales hasta la obra en helicópteros de carga. Para construir este se han necesitado más de cuatro años. Claro que el resultado merece la pena, con una infraestructura de cuerpo de madera que funciona con la energía solar que se obtiene de gigantescos paneles colocados a las faldas del refugio. La escena no puede ser más de conquista espacial o de James Bond.
En sí, el hogar es un edificio de cuatro plantas con espacio para 720 metros cuadrados de descanso y tranquilidad. COn capacidad para 120 personas, cuenta con recepción, zona de almacenaje de maletas, comedor, cocinas... y, claro, dormitorios para los amantes de la montaña, que ocupan las dos últimas plantas. Todo ello sobre pilastras de materiales de última generación y con 50 ventanas de triple acristalamiento para permitir grandes vistas sin pasar nada de frío ni que se escape el calor interior.
Con diferentes facilidades ecológicas, es el mejor lugar desde el que comenzar excursiones de trekking por la nieve, además de las hazañas de coronar los diferentes picos. La comida es consistente, pensada para celebrar el fin de una jornada de duro ejercicio o, si es el desayuno, llenarnos de energía.
El precio es, además, otro de los motivos para decantarse por el refugio de Goûter, ya que solo cuesta unos 50 € la noche, lo que motiva que siempre haya una importante lista de espera. Si se tiene la suerte de que podamos conseguir una habitación libre, podremos despertar con la mejor vista de los Alpes, y eso no tiene precio.
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