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Descanso, golf y bienestar irlandés en Faithlegg House

Gracias a su buena relación y a su fidelidad, el rey inglés Enrique XI decidió otorgar en 1177 a la familia Aylward un basto terreno al sur de Irlanda. Acababa de incorporar la isla esmeralda a su imperio y allí se levantó la iglesia y el castillo de Faithlegg. No fue hasta la llegada de ... Descanso, golf y bienestar irlandés en Faithlegg House.

Gracias a su buena relación y a su fidelidad, el rey inglés Enrique XI decidió otorgar en 1177 a la familia Aylward un basto terreno al sur de Irlanda. Acababa de incorporar la isla esmeralda a su imperio y allí se levantó la iglesia y el castillo de Faithlegg. No fue hasta la llegada de los ejércitos de Cromwell, en 1654, cuando la propiedad cambia de manos, concretamente a la familia Bolton.

Con ellos comienza la historia de un edificio que hoy es sinónimo de exclusividad, reposo y lujo: la Faithlegg House. Fue un Bolton, Cornelius, el que a finales del siglo XVIII decidió levantar un palacete en esa propiedad del condado de Waterford, a pocos kilómetros de esta ciudad costera del sur de Irlanda, principal puerto comercial con España durante la Edad Moderna. Aunque no duró mucho en manos de la familia, sí se ha mantenido el esplendor del conjunto hasta la actualidad.

Tras unas décadas en las que incluso llegó a ser reconvertido en internado para niños, gestionado por salesianos, hoy es un referente del lujo y la buena vida. Aquí se levanta un complejo de FBD Hotels & Resorts que es todo un hotelazo. Sus estancias destacan por el espíritu clásico que mantiene en cada rincón, con salones de época y todo tipo de detalles de gusto victoriano. Imposible no fijarse en sus candelabros de cristal de Waterford o sus chimeneas.

El edificio original, además de contar con las zonas comunes, un gran restaurante y un bar dividido en tres estancias alternas que permiten todo tipo de reuniones y fiestas, posee 14 habitaciones dobles de gran tamaño, con mobiliario clásico en el que no faltan las camas con dosel. En una ampliación, situada en un edificio anexo, hay otras 66 habitaciones y dos suites (desde 110 €/noche).

Faithlegg tiene dos puntos fuertes. Por un lado: el golf. Estamos en una mansión pensada para disfrutar al máximo de unos hoyos en un país que vibra con este deporte. Creado en 1993, su campo fue diseñado por el especialista Paddy Merrigan, que dejó su sello característico de dificultad y lomas, intercalando perfectos tramos de arena en un recorrido que se disfruta desde el hoyo 1 al 18. Los tres hoyos finales acaban a las puertas del edificio principal, por lo que no cuesta nada celebrar el triunfo con una pinta nada más acabar.

Por otro lado, el Estuary Spa, que ocupa las antiguas bodegas de la mansión y donde se realizan todo tipo de tratamientos mediante productos de firmas orgánicas, elaboradas con frutas naturales, como Voya o Eminence. Cuenta con 4 cabinas de tratamiento individual, todas diferentes; así como una gran piscina con sauna y baños de vapor. Bajar al spa es como trasladarse a otro mundo, el del bienestar.

Perfecto para una escapada, a menos de dos horas del aeropuerto de Dublín, el Faithlegg House es un hotel que no hay que dejar de probar si te gusta el golf y que te mimen con un buen masaje o un tratamiento cosmético. Además, tendrás una restauración cuidada y la posibilidad de probar las típicas cervezas irlandesas o una gran carta de whiskeys.

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