A una hora del caos y del bullicio de Madrid se encuentra uno de los grandes remansos de paz de la zona. A orillas del pantano de El Burguillo, la Posada del Agua se nos presenta como el escondite perfecto para desaparecer del mundo.
Conformado como un hotel boutique con (mucho) encanto, cuenta con doce habitaciones, restaurante, coctelería, “playa” privada y chill out. Un conjunto de espacios diseñados al detalle para el viajero, que reafirman a éste en su decisión de no salir del hotel hasta el temido regreso a la ciudad.
Si aún así, los más inquietos quieren conocer la zona y hacer algo de trekking, están en el lugar indicado. A tan sólo unos kilómetros delValle de Iruelas, en la zona se extiende un mapa de rutas y caminos, ideal para los amantes de la naturaleza y el deporte.
El diseño de interiores y la decoración muestran un trabajo delicado y sencillo, pensado para disfrutar al máximo de la estancia. Colores vivos, mobiliario moderno con toques tradicionales, grandes espacios y mucha, mucha luz.
Las habitaciones cuentan con todas las comodidades, unas más que otras al tener su propio jacuzzi con vistas al pantano, un detalle que deja de serlo para convertirse en un vuelo directo a la desconexión y el placer.
Además de las diferentes habitaciones y suites, el hotel cuenta con espacios comunes como las numerosas bibliotecas, las terrazas con inmejorables vistas o el restaurante, que con una carta sencilla, sin duda da la talla en este proyecto rural para sibaritas del descanso.
TIP: Obligada parada en el chill out para degustar a fondo un espectacular atardecer sobre el pantano.
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