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Desaparece en el paraíso

Un pequeño Edén, en Alicante.

Todos soñamos imaginando un lugar en el que desaparecer, en el que perdernos entre la vegetación y relajarnos en una hamaca, cocktail en mano. Ese lugar existe y está cerca, muy cerca.

El Botánico de Sagra, situado en Alicante, es un oasis del descanso, que acoge cuatro edificaciones perfectas para descansar en medio de una jungla que parece dibujada por los dioses.

Cuatro casas, una azul, una malva, una naranja y una roja, que disponen todas ellas de cocina, salón y habitaciones con baño privado, así como las comodidades necesarias para poder disfrutar del tiempo sin preocupaciones.

A escasos kilómetros se encuentran las playas de Denia y el Valle del Laguar, siendo la población más cercana Sagra, un pequeño pueblo de no más de 400 habitantes, en su gran mayoría extranjeros.

La finca cuenta con un jardín tropical formado por gran variedad de palmeras que surten al hotel de aguacates, chirimoyas, mangos y fruta de la pasión. Un gran bosque de pinos rodea el espacio dándole un ambiente de frescor y grandes aromas. Más de 17.000 metros cuadrados de zona natural en los que el antiguo dueño de la finca fue trayendo a lo largo de su vida semillas y plantas de todo el mundo, con el fin de guardar parte de la esencia de sus viajes y construir un pequeño Edén. Después llegó a Annie Juret, quien decidió emprender un nuevo camino, restaurar el lugar y sacarlo a la luz.

Ahora, en manos de un grupo de amantes de la naturaleza, la misión es mantener el espíritu de El Botánico, preservarlo y dejar en el viajero la huella de una experiencia inolvidable.

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