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Cortona, hedonismo bajo el auténtico sol de la Toscana

El pueblo que albergó la mítica película es la escapada perfecta otoñal, con gastronomía de altura, inmersión en la historia etrusca y medieval y relax para hedonistas en un magnífico spa: el de Il Falconiere.

Los amantes de la película 'Bajo el sol de la Toscana' se han preguntado más de una vez en qué rincón de la región italiana se podían encontrar esas bellas vistas y atardeceres, los que deslumbraron a la escritora Frances Meyes hasta el punto de instalarse allí. La respuesta la encontramos en un extremo del interior, nada menos que en coqueto pueblo de Cortona, en pleno valle de Chiana.

Cortona no es un lugar más. Se trata de todo un enclave histórico, capital del reino etrusco durante la Antigüedad (a partir del siglo VIII a. C.) y posteriormente punto vital de defensa para la nobleza florentina medieval, así como para la rebelión italiana contra Napoleón, que intentaron ocuparla en 1799.

La historia es abrumadora, pero eso no quita para que siga siendo un pueblo tranquilo y pequeño, cuya visita no necesita de excesivo tiempo. Una escapada de un fin de semana permite recorrerlo con calma, incluyendo visitas a su museo Etrusco y parando a media tarde para el clásico aperitivo.

Como no hay prisa, lo mejor es hacer allí noche. Para ello, nada como elegir el Relais Il Falconiere, un hotel de lujo con spa y mucho encanto que bien se puede considerar el mejor de la región. Entre viñas y olivos, se trata de un edificio que fue residencia familiar en el siglo XIX y que ahora se ha reconvertido en casa de huéspedes de lujo con 13 habitaciones (desde 290 €) y siete suites (desde 480 €).

Perteneciente a la cadena Relais & Châteaux, se trata de un hotel sencillo pero refinado, con habitaciones que mantienen la esencia de una casa de campo señorial, con vigas de madera a la vista y suelos de baldosas de barro, decoradas con grandes camas de estilo neoclásico y alfombras persas, entre el minimalismo y el barroco.

Su punto fuerte es el spa de corte etrusco Thesan, que bebe del origen de la región para crear tratamientos relajantes y todo tipo de indulgencias cosméticas. En él, una bonita piscina, franqueada por dos columnas, y una amplia zona de relax, nos dan la bienvenida.

Y para disfrute, el de los platos del restaurante de Il Falconiere, sofisticado y con estrella Michelin (es el único establecimiento de la provincia de Arezzo con este galardón). Se puede elegir comer en la sala principal o en la recoleta Sala de los Relojes, y la chef Silvia Regi Baracchi se encargará de presentarnos platos que experimentan con sabores y texturas partiendo de materias primas locales.

Toda una delicia que nos hará plantearnos si, como Frances, no deberíamos trasladarnos allí a vivir.

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