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Casas de Pousadouro, una moderna aldea portuguesa a las puertas del Valle del Duero

Este grupo de casitas rurales junto al río Duero es el mejor plan para descansar en plena naturaleza y disfrutar de una de las mejores regiones vinícolas del mundo.

En el interior de Portugal, a una hora de Oporto, donde el Duero (o Douro) desemboca en el océano Atlántico, se puede disfrutar del paso del río por espacios naturales y localidades portuguesas de gran interés, como Pinhao, Peso da Régua o Santa Cruz do Douro. Estamos en pleno Valle del Duero, un territorio donde el río convive con las laderas salpicadas de viñas, y que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad.

A las puertas del Valle del Duero, el borde de un pequeño brazo de agua rodeado de las montañas de Marão y Montemuro, se encuentran las Casas de Pousadouro. Se trata de un grupo de casitas rurales con alma de aldea portuguesa, pensadas para disfrutar de los paisajes y la cultura de una de las mejores regiones vinícolas del mundo. Las casas fusionan con armonía la arquitectura tradicional con los interiores contemporáneos, destacando el uso de la piedra de granito y las ventanas panorámicas, que permiten una constante conexión con la naturaleza.

En total existen 4 casas, tres de ellas dúplex, y una habitación externa con una sofisticada mezcla de diseño rústico, clásico y moderno. Sus diferentes dimensiones hacen posible escapadas en pareja, familia o con amigos. Todas están totalmente equipadas y casi todas cuentan con balcón o terraza privada.

El exterior de las casas invita a pasear junto al río, tomar el sol, darse un chapuzón en la piscina o bajar al embarcadero y dar una vuelta en kayak. No hay que olvidar los completos desayunos de Casas de Pousadouro. Los productos se encuentran en la cocina antes de la llegada y se rellenan cada día. Cada mañana se ofrece, también, zumo de naranja natural y pan caliente. De esta manera, los huéspedes pueden disfrutar del desayuno sin limitaciones de horarios.

Aquí es fácil comprender dónde se inspiró Eça de Queiroz para escribir “La Ciudad y las Sierras”. Es un refugio de paz y naturaleza, donde el cuerpo y la mente encuentran el equilibrio. Perfectamente encuadrada por el paisaje natural, la piscina se abre al río y las sillas y tumbonas invitan a leer tranquilamente o dormir la siesta. Si apetece, es posible dar una vuelta en barco o pasar un rato divertido en kayak por el río. También es un punto de partida idóneo para hacer rutas de senderismo, visitas a las freguesías de Baião, catas de vino o probar la gastronomía local.