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Caesar Augustus, vistas de Capri dignas de un príncipe

No hay lugar comparable a este cinco estrellas colgado de un pico sobre el mar, antigua residencia de un noble ruso.

La estatua de César Augusto que preside este cinco estrellas no solo se ha convertido en la protagonista de muchas fotografías de los huéspedes, sino también de un símbolo de la isla de Capri y de la historia de uno de los hoteles más lujosos de este rincón del planeta, cuna para muchos del glamour italiano y rival de Monte Carlo por la corona de la vida 'premium' en el Mediterráneo.

Su situación es tan privilegiada que prácticamente se encuentra obligado a ser uno de los establecimientos que marca la pauta del lujo en la isla. El Hotel Caesar Augustus pertenece a la cadena Relais & Châteaux y sus 55 habitaciones (42 de ellas, suites) son el mejor resumen de en qué consiste el interiorismo de calidad, el toque clásico y la funcionalidad moderna.

Y como el hotel se encuentra en un pico sobre el mar (a 300 metros de altura), no hay momento del día en el que las vistas no sean espectaculares, divisando el golfo de Nápoles al completo, así como las islas cercanas y la costa norte de la propia Capri. Mucho más si tenemos en cuenta que podemos hacerlo desde su espectacular piscina de arquitectura infinita, una de las más increíbles de Europa para darse un chapuzón por su localización privilegiada.

La historia del Caesar Augustus Hotel no comenzó hace poco. Como villa palaciega tenemos que remontarnos al año 1850, cuando un caballero alemán edifica aquí Villa Bitter, su residencia balneario en la que acomodarse cuando necesitaba desconectar de una Alemania en plena Revolución Industrial. Medio siglo después vendería el terreno y la casa al príncipe ruso Emmanuel Bulkah, que fue quien colocó la famosa estatua clásica de Augusto en la terraza principal.

No fue hasta la venta por parte del noble a la familia Signorini que la villa no se transforma en hotel. Esto ocurre en 1940 y, desde entonces, no ha dejado de recibir premios que lo configuran como uno de los mejores cinco estrellas del mundo, alojando a famosos como Clark Gable. Hoy los Signorini siguen recibiendo a los huéspedes, felices de una experiencia irrepetible (desde 355 €/noche).

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