La historia del hotel Ardeonaig comienza en el siglo XVI, que es cuando se tiene constancia de que el edificio principal del complejo abre como posada. Lo hace junto al Loch Tay, uno de los lagos interiores más importantes de Escocia, con asentamientos desde la Edad de Hierro, y que se encuentra en el centro geográfico del país.
Durante la era Victoriana, toda la región central escocesa se benefició de las familias nobles que viajaron hasta allí a pasar pequeñas vacaciones y escapadas. Iban buscando jornadas de diversión, de caza, tiro y pesca, lo que permitió un desarrollo importante en las instalaciones de casas de huéspedes. A eso hay que sumar los muchos que viajaban hasta ardeonaig para pescar los grandes salmones de los ríos adyacentes y el propio lago. Así, poco a poco, se fue transformando la posada en hotel de lujo.
Hoy es un complejo de 25 suites, en casitas individuales adyacentes unas a las otras, con paredes blancas y techos de pizarra a dos aguas, en las que el siglo XXI ha entrado con todo su poderío multimedia y funcional, ya que, aunque la decoración es sencilla y agradable, jugando con la idea de lodge y cottage, no falta lo último en materia de sonido, audio, Internet... así como camas King Size.
El marco es idílico, tanto como su restaurante, que sirve un menú basado en platos clásicos de la región y otros más modernos. Al frente se encuentra el chef Ross Miller, que tiene en los pescados del lago uno de sus ingredientes fetiche.
Todo allí es paz y tranquilidad. A pesar de que el Loch Tay atrae a muchos aficionados a la caña y al sedal, no hay que preocuparse por ruido, ya que el hotel se encuentra en la orilla menos concurrida (de todos modos, el lago es uno de los más grandes y extensos de Escocia, por lo que no tienen mucho sentido las aglomeraciones).
Una escapada al centro de Escocia es posible a partir de 96 €/noche.
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