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Aman Tokyo, estreno estelar en la torre Otemachi

Seis plantas de este rascacielos alberga desde hace pocas semanas el nuevo cinco estrellas del centro financiero de la capital japonesa.

A un paso de los jardines del Palacio Imperial y la bellísima Estación Central de Tokio ha abierto sus puertas el último cinco estrellas de la capital japonesa: el Aman Tokyo, perteneciente a la cadena tailandesa Aman Hotels que, con esta apertura, suma ya 27 establecimientos repartidos por todo el mundo, todos ellos rebosantes de exclusividad.

En este caso, la apertura ha tenido lugar en las últimas seis plantas de la Torre Otemachi, uno de los rascacielos más emblemáticos del distrito financiero de Tokio. Concretamente, las plantas de la 33 a la 38 se han convertido en un refugio de paz, serenidad y lujo, con increíbles vistas de una parte de la ciudad en la que todas las miradas se dirigen a la tranquilidad de los jardines imperiales.

El diseño, tanto de las zonas comunes como de las 84 habitaciones y suites de las que se compone el hotel (a partir de 71 metros cuadrados la habitación más pequeña), ha estado en manos del estudio de arquitectos Kerry Hill. Ellos han jugado con la luz (que, a esa altura, puede entrar a raudales), que atraviesa altísimos ventanales de varios metros de alto y que reposa en paredes de piedra y diferentes telas que cuelgan del techo, creando un sutil juego de luces y sombras que aporta calidez a cada rincón.

Eso sí, no se ha querido olvidar que estamos en Japón, de ahí que no falten elementos de la cultura local, como los paneles de papel de arroz, una zona especial para el ritual del baño, decoración clásica nipona, grandes bonsáis presidiendo el lobby y otras salas comunes... De hecho, es imposible no fijarse y maravillarse ante el jardín minimalista rodeado de piedras que invitan al relax, siguiendo los dictados de la filosofía zen más auténtica.

Claro que también es posible relajarse en su zona wellness de 2.500 metros cuadrados, que alberga un spa con ocho cabinas de tratamiento, un gimnasio, un estudio de pilates y otro de yoga. Claro que eso no es nada comparada con su piscina de 30 metros desde la que poder ver el atardecer o la salida del sol mientras nadamos, gracias a unos gigantescos ventanales.

La gastronomía está bastante cuidada. Cuenta con una bodega con más de 1.200 etiquetas, que se pueden degustar en su restaurante a la carta, con platos asiáticos y mediterráneos. También tiene una coqueta cafetería con vistas, desde la que se puede ver el monte Fuji los días de buena visibilidad.

Hospedarse aquí es posible a partir de 580 €/noche.

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