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Futurismo en Asia Central

Astaná, la capital de Kazajstán, un paraíso de los amantes de los edificios singulares y la arquitectura de vanguardia.

Poco tienen que ver las costumbres ancestrales de la estepa siberiana con el vidrio y el acero de la arquitectura de vanguardia, pero ambos mundos se unen en una de las capitales más vibrantes del continente asiático: Astaná.

La capital de Kazajstán, al igual que otras antiguas repúblicas ex-soviéticas ricas en petróleo y gas, ha vivido un auténtico 'boom' urbanístico que la ha convertido en todo un festival para los amantes de los edificios singulares. Además, lo ha hecho con el acierto de saber unir modernidad con tradición, en tanto que siguen brillando con luz propia edificios majestuosos de otras épocas, como es el caso de las mezquitas, con sus grandes cúpulas doradas. Una de ellas es reciente, la de Nur-Astaná, terminada en el año 2005.

Si hay un edificio que destaca sobre los demás, ése es la Torre de Bayterek. Levantada en cristal y hormigón, es el símbolo de la independencia y prosperidad del país y el monumento más famoso del Estado. Con 97 metros de altura, simboliza un álamo protagonista de una antigua leyenda kazaja (mide 97 m porque fue en 1997 cuando se independizó Kazajstán). Su mirador, presidido por un gran acuario, permite una de las mejores vistas de la capital y, sobre todo, del nuevo centro financiero, donde se encuentran los edificios más futuristas.

La monumentalidad también puede tener cierto aire soviético. Es el caso del edificio Triumph, que recuerda a las grandes construcciones estatales de hormigón que se levantaron en prácticamente toda la Europa del Este. Con 39 plantas en su zona más alta, es una inmensa mole residencial de 113.000 metros cuadrados que se completó en 2006 y en cuyo interior, además de apartamentos y oficinas, cuenta con su propio centro comercial.

Al pasear por Astaná, resulta a veces impensable que se esté construyendo una gran capital en medio de la estepa, pero así es. El proyecto urbanístico global quiere convertir a Kazajstán, en 2030, en la cuna del futurismo arquitectónico de Asia Central, rivalizando con las grandes ciudades del Golfo Pérsico y China. Y lo quieren conseguir configurando uno de los centros urbanos más singulares y originales del planeta.

Para viajar a Kazajstán, lo más sencillo es hacerlo con Lufthansa o Austrian Airlines, que tienen vuelos directos desde Viena, Frankfurt y Düsseldorf hasta Astaná. A partir de 1.000 € aprox.

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