Es difícil imaginar un contraste mayor que el de las ciudades y puertos de Escandinavia y el norte de Alemania con el colorido y el son que imprime el Caribe, pero eso es precisamente lo que se hará realidad durante la temporada de cruceros del próximo año en el mar Báltico. Llega por primera vez a Europa el Norwegian Getaway, uno de los más impresionantes del mundo y el único tematizado en torno a la ciudad de Miami.
Se trata del nuevo buque insignia de Norwegian Cruise Line en Europa, así como uno de los más nuevos de su flota. De hecho, es la primera vez que visita como tal el Viejo Continente, con sus 18 cubiertas, sus 325,7 metros de eslora (por 51,7 de ancho) y sus camarotes para casi 4.000 pasajeros a bordo. Una pena para Miami, que pierde el trasatlántico más grande que operaba en su puerto.
Elegido como el Mejor Crucero de Entretenimiento en los premios Cruise Critic del año pasado, entrar en él es como hacerlo en un Caribe perpetuo. Las referencias a Miami son constantes en la decoración, tanto de las cubiertas como de zonas concretas como las coctelerías e incluso el gimnasio. Y, a la hora de disfrutarlo, no tiene nada que echar de menos de la auténtic Florida gracias a espacios como el Sugarcane, con más de una veintena de mojitos diferentes a elegir (aunque, para diferente, el Ice Bar, fabricado con grandes bloques de hielo y al que hay que entrar con unos abrigos de esquimal especiales).
El Getaway rompe récords con una pared vertical de escalada de más de 10 metros, la caída libre en tobogán acuático más rápida en un crucero (apenas tarda 6 segundos) o la zona de tirolinas y sogas suspendidas más grande del mar (al aire libre, se llama The Plank e impacta mucho, sobre todo cuando estás sobre las tablas los días de viento por la fuerza del mismo, toda una experiencia).
Miami es una ciudad artística y cosmpolita y eso es lo que Norwegian ha querido trasladar también a la experiencia a bordo, de ahí que haya exposiciones e incluso subastas de arte en el barco, además de propuestas gastronómicas internacionales (francés, italiano, japonés... destacando el Ocean Blue, especializado en marisco, o el show en vivo que se realiza frente a los comensales en el Teppanyaki). Y a todo ello hay que sumar una serie de espectáculos de magia y circo, así como musicales.
Dentro del crucero, la zona más privilegiada es The Haven, donde los camarotes oscilan entre una Suite Junior y auténticos mini apartamentos sobre el mar (además de ocupar la parte superior del barco). No desmerecen al resto de espacios sin esta categoría premium, que cuentan con una asistencia personalizada y pequeños balcones en cada camarote. Además, si se viaja en solitario, también se puede optar por pequeños estudios funcionales de diseño (es muy curiosa su pared con capitoné blanco) con cama Queen Size.
Los cruceros en el Báltico de Norwegian Cruise Line tienen el puerto de Copenhague como base. Los recorridos, de ocho a nueve días en su mayoría (desde 1.440 €/persona), permiten recorrer durante unas horas Tallin (Estonia), San Petersburgo, Helsinki, Estocolmo... Además, si solo queremos conocer el barco, es posible embarcar una única noche (Copenhague - Warnemunde, en Alemania), desde 200 €/persona.
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