Los que dicen que en España no tenemos playas maravillosas completamente solitarias se equivocan. Aun hay muchos lugares en los que calas, arenales y rincones incomparables gozan casi de un estatus de secreto en los que poder tomar el sol o darnos un chapuzón sin tener que luchar por encontrar un hueco donde poner la toalla o desplegar la sombrilla. Muchas son lugares de difícil acceso, o algo alejadas de núcleos de población, pero todas tienen una cosa en común: son perfectos para pasar un verano sin más compañía que la que estrictamente viaja con nosotros.
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