Aberdeenshire sería una ciudad escocesa prácticamente desconocida si no fuera porque la reina Victoria I decidió convertir su castillo del siglo XV en residencia real. Fue en 1848 y la Casa de los Windsor lo compró por 30.000 libras esterlinas de la época, ampliando las instalaciones. Desde entonces, Balmoral es donde los reyes británicos pasan sus vacaciones de verano.
Pero no hace falta ser parte de la familia aristocrática para dormir en Balmoral. De hecho, tampoco estar en Escocia. Es más, ni siquiera en tierra firme. Y todo porque uno de los trasatlánticos más lujosos del mundo: el Queen Mary 2, ha bautizado su mejor camarote con el mismo nombre que el castillo. Y no nos extraña, porque es una suite digna de Isabel II y de cualquier rey o reina del planeta.
Se trata de un dúplex de más de 200 metros cuadrados con una decoración clásica, como si estuviéramos en una mansión, y en la que se ha pensado en todo para que miles de detalles hagan de la travesía toda una experiencia. No faltan ni juegos de mesa ni un servicio exquisito que cada día, a las cinco en punto, sirve el té con scones.
Cunard, la empresa naviera a la que pertenece el Queen Mary 2, también celebra a bordo cenas con baile de gala. Seguro que es mucho mejor, incluso, que el auténtico Balmoral.
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