No es casualidad que National Geographic la eligiera como uno de los lugares del mundo donde el atardecer es más bello. Y es que pocas experiencias se pueden comparar a ver cómo el sol se pone en este bello rincón del lago Hurón, al norte de Toronto (Canadá). Pero no solo porque el astro rey lo haga ocultando sus rayos tras densos bosques, y sobre un agua que refleja todos los matices cromáticos, con increíbles rojos, sino porque, en este caso, se puede hacer desde varios metros sobre la orilla, encaramados a un acantilado, sudando y en toalla.
Ahí es donde se ha levantado una particular sauna privada, como si se hubiera pegado directamente sobre la roca. Esa era la idea del estudio Partisan, una firma de arquitectos y diseñadores que ha conseguido lo imposible: aumentar el atractivo de los bosques salvajes de Canadá. Según ellos, la idea era como escavar una gruta en la propia pared rocosa. De ahí su nombre, y es que la sauna ha sido bautizada como Grotto.
Su construcción se realizó con paneles de madera de cedro y su interior está diseñado con formas aerodinámicas, todo en curva y con un aire clásico a sauna finlandesa. De hecho, los bosques del país europeo no son muy diferentes de lo que se ve tras el inmenso ventanal circular que preside la pared de la sauna.
"Hemos desafiado las prácticas actuales de construcción y hemos trabajado directamente con socios carpinteros y expertos en acero, utilizando técnicas en 3D", explican desde Partisans, que incluso ha editado un vídeo mostrando paso a paso cómo se construyo esta maravilla de la ingeniería.
El resultado está a la vista: un remanso de paz en el que eliminar toxinas, encontrar un respiro, desconectar del mundo y, además, poder disfrutar de la belleza de un lago único.
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