Siempre es la misma rutina. Llegamos al aeropuerto, con prisas o con tiempo de sobra, dependiendo del destino, y facturamos la maleta o nos vamos directamente al control de acceso. Luego, dentro de la Terminal, damos un paseo por las tiendas, picoteamos algo o nos vamos directamente a la puerta de embarque a esperar el comienzo del mismo.
Sin embargo, hay algunos aeropuertos donde la lista de actividades es mucho más extensa que el binomio tiendas y restauración. Pensados especialmente para los viajeros de largo radio, permiten darse un capricho y aprovechar mucho mejor el tiempo de espera. Al menos, como un auténtico hedonista.
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