Vestir

Una conexión mágica

Las prendas de Odd Molly ponen de manifiesto lo mejor de ti.

Es difícil dar crédito a la historia atormentada que esconde Odd Molly. Mirando sus piezas tan dulces, tan románticas, tan hermosas y especiales cuesta creer que su creador, Per Holknekt, habitara en los infiernos solo dos años antes de crear Odd Molly. Pero es así. Y quizá fuera ese abrasarse y renacer después de sus cenizas, lo que le ha permitido desarrollar una sensibilidad especial para ofrecer a las mujeres prendas que son caricia y que son abrazo.

No hablemos del camino de perdición que siguió Per durante años (aunque esté pormenorizadamente descrito en la nota de prensa…). Contemos mejor el momento en que Per (dos años después de haber llegado como mendigo a un centro de rehabilitación) propuso a su mejor amiga, Karim Jimfelt, que le ayudara a desarrollar una campaña de publicidad  para atender el encargo de una empresa. La complicidad entre ambos (una suerte de “conexión mágica” como les gusta a ellos describirla) hizo que de aquella charla casual surgiera entre ambos el compromiso de crear Odd Molly una marca de ropa femenina firmemente decidida a destacar las cualidades de las mujeres reales. El éxito de la firma sueca fue fulgurante.

Diez años después de su nacimiento Odd Molly se vende en más de 1.300 boutiques de 40 países. Su colección primaveral vuelve a revisar sus clásicos: tejidos bordados y estampados, hechuras muy femeninas y coquetas y prendas tan favorecedoras como prácticas. Como explica Jimfelt: “Personalmente, nunca plancho mi ropa y eso influye en cómo veo nuestras colecciones”.

 

 

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