La diseñadora está pensando ya en el verano del 2017, el tiempo justo de preparación que necesita una boda de ensueño. Carolina explora en el romance y la feminidad a través de formas nuevas pero siguiendo los códigos de la firma. Los vestidos son una mezcla de sofisticación, elegancia efforless y meticulosa artesanía. La propia fotografía de la colección busca esa sencillez: el contraste entre la delicadeza nupcial frente a un fondo de madera del embalaje.
Deliciosas telas para deliciosos diseños. La más pura esencia de Carolina Herrera para vestir a unas novias que parecen florecer en un jardín. Guipur, encaje, tul y seda envuelven a una mujer con diseños atrevidos, sensuales o románticos. Trajes sirena ajustados al cuerpo, corpiños y faldas vaporosas con infinito vuelo, colas con multitud de volantes asimétricos, espaldas desnudas y colas infinitas. Incluso el traje camisero es un diseño con el justo punto de sofisticación para una novia especial y de fuerte personalidad.
La distinción y el sello inconfundible de Carolina Herrera en blanco nupcial.
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