Óscar de la Renta sigue siendo hoy, a sus 80 años cumplidos, símbolo de la sofisticación latina y lo es desde una perspectiva global de la vida y del arte que le llega a través de su multiculturalidad.
Y es que Óscar de la Renta es dominicano de nacimiento, pasaporte al que renunció al serle otorgada la nacionalidad americana ante la imposibilidad de mantener ambas, aunque ha reconocido en diferentes ocasiones que él es dominicano de corazón, allí nació y vivió hasta su mayoría de edad, momento en el que viajó a España; de ahí le viene su aquel español, de sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de sus inicios en la moda de la mano de Cristobal Balenciaga; y después de Madrid y en 1961, París donde trabajó con Antonio Castillo para Lanvin y a donde regresó en 1993, años después de haber abandonado Europa por Nueva York y Elisabeth Arden, para convertirse en el primer latinoamericano en diseñar para una firma francesa, Pierre Balmain.
Su firma, fundada en 1965 en Nueva York, se ha caracterizado siempre por el concepto con el que abríamos esta noticia, la sofisticación; a Óscar de la Renta le gusta vestir a la mujer con un punto de exceso sin perder la elegancia, la suya es una indiscreción sofisticada... basta ver la campaña de primavera en la que nos hacen llegar sus propuestas para los cálidos días que se avecinan.
Además de la absoluta elegancia tanto en los looks de día como en los largos y voluptuosos vestidos de noche, destacan los bordados de estilo casi neoclásico y también los complementos: grandes flores de resina al cuello o a modo de pendientes y charlotte, una sandalia-bota en piel de tacón fino y elevado.
Liu Wen y Caroline Brasch Nielsen son las encargadas de lucir la sofisticación de Óscar de la Renta para la próxima primavera frente al objetivo de Craig McDean y envueltas en el estilismo de Alex White.
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