Lujo y deporte son los leiv motiv que empujan a Vuitton hacia una nueva aventura estival con un destino de lo más sugerente: Tanzania. A bordo del yate capitaneado por un atractivo Jacey Elthalion emprendemos el viaje rumbo al exótico atolón de Mnemba, la isla más grande del archipiélago de Zanzíbar, donde nos espera un nuevo paraíso de arenas doradas, coral y especies marinas.
Con el tema náutico y el buceo como telón de fondo, Vuitton prepara una colección especialmente diseñada para la práctica del deporte marino a base de prendas anchas, cómodas, frescas y muy masculinas; chalecos, jerseys amplios, camisas y pantalones –largos o muy cortos- con aspecto desgastado gracias a técnicas orientales, se adornan con originales detalles en piel, aunque la estrella del verano es, sin duda, la sudadera en ese marino indefinido con capucha de piel de cocodrilo también en azul deliberadamente gastado.
Negro, gris, blanco, arena y toda una gama de azules marino dominan una paleta cromática caracterizada por la sobriedad que se anima escandalosamente gracias a los tonos brillantes de bolsas de viaje y complementos que se atreven incluso con los amarillos y los colores más eléctricos. Bolsos masculinos XXL, mochilas de acampada o neceseres con el clásico monograma Vuitton se tiñen de luz y detalles fluorescentes, mientras que el calzado se ciñe a modelos sencillos y deportivos: mocasines, náuticos, sandalias de tiras y zapatillas de neopreno para las mañanas y tardes más deportivas, reservando para las noches los zapatos de cordones en piel de cocodrilo.
Al caer la tarde, nuestro capitán opta por una imagen mucho más elegante y cuidada compuesta por trajes estructurados de líneas ajustadas y cortes relajados con chaquetas cruzadas o de doble botonadura cuyas solapas se bordan con exquisitos detalles marineros.
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