Nos fascina el trabajo de la valenciana Adriana Iglesias. Y si tienes ese gusto que una debería tener, a ti también. Nos apasiona el resultado y nos apasiona el concepto, el estilo y una cosa que no puede uno dejar pasar, ese completo control del proceso en el que sus diseños se realizan en el propio Atelier para que cada pieza sea una pieza única, perfecta.
Y como siempre es probable que el secreto de que nos cautive a nosotros ese estilo propio suyo que destaca sobre las colecciones de todas las pasarelas, que triunfa en Saint Tropez, en Cannes, en Dubai, en Kuwait, en Arabia Saudita tanto como en Madrid, ese íntimo secreto por el que todas sus creaciones resulten fascinantes no sea más que la pasión. Una pasión que bebe de las fuentes del mar, del glamour de modas del pasado, de la costa azul, de la luz y el color del mediterráneo, de Capri, de una vida de cine.
De lo más “ponible” a la más absoluta elegancia, todas las creaciones de Adriana Iglesias tienen un momento mágico en la vida, una especie de sublimación de la belleza en la propia existencia que llena los espacios y las estancias con una cuasi inexplicable belleza funcional.
Fascinante, decía, y sensual, elegante, femenina, magnífica, excepcional, y hasta de un sorprendente clasicismo. Tanto de todo ello que cualquiera desearía que fuera eterno el verano para no dejar de vestir cada momento con una pieza de Adriana Iglesias. Cualquiera. Porque ella tiene la clave, el buen gusto y la independencia para poder darle al mundo colecciones como la de este verano de 2017.
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