Adolfo Domínguez nace en Orense en 1950, es hijo de sastres y tras estudiar en Londres y París regresa a España para crear su propia empresa textil que comienza a tener notoriedad a partir de los años 80 y alcanza la fama mundial al vestir a los protagonistas de la serie Corrupción en Miami. Una sastrería impecable y unos materiales de calidad son sus señas de identidad, junto con el lema “la arruga es bella” que ha conquistado la atención del público.
Es un ecologista convencido que intenta que sus prendas sean siempre cuidadosas con el medio ambiente, de hecho muchas de sus piezas están hechas con pieles ecológicas.
La colección para el hombre de esta primavera-verano 2016 tiene su sello distintivo y recuerda a los trajes creados para Don Johnson que le hicieron mundialmente conocido: sastrería de lino, trajes con camisetas en vez de camisas, tonos tierra y tejidos naturales.
La paleta de colores de la colección va desde los beige a los marrones con alguna pincelada en verde y tonos caqui. Muestra gran variedad de camisetas de algodón y lino de una tela finísima pensada para no transpirar en los cálidos días de verano. Los pantalones son sueltos, cómodos y de lino, y hay bermudas en tonos ocres y verdes y algún estampado de camuflaje.
Los trajes de chaqueta tienen cierto aire de safari con chaquetas tipo sahariana y vuelve de nuevo la arruga: el buen lino se arruga pues no puede ser de otra manera, pero a cambio proporciona un movimiento a la prenda que es difícil de igualar con otros tejidos de composición menos natural.
Cada traje es prácticamente monocromático: tonos beige, verdes secos, ocres... Es una colección muy natural pensada para un hombre cómodo, viajero, dispuesto a la aventura. Un hombre al que le gusta la naturaleza, que no quiere verse encorsetado en trajes de etiqueta, que es elegante desde su naturalidad, un hombre muy seguro y que se encuentra cómodo consigo mismo y usa su ropa como una segunda piel.
Es una colección sencilla y tan elegante como natural. Dan ganas de ponerse uno de esos trajes e irse a un safari armado únicamente con una cámara fotográfica y las mejores mochilas de piel que nos presenta. Para caminar ya bastan sus zapatos: blucher, flexibles Oxford, botines de serraje y alpargatas con cordones y gruesas suelas; unos zapatos que destilan comodidad, sobriedad y elegancia.
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