La primavera de Zimmermann es así, vaporosa y elegante, muy sugerente, atractiva y de lo más apetecible (a pesar del frío que todavía nos asiste); está llena de largos vestidos voluptuosos y semitransparentes y de otros minifalderos, todos ellos decorados con volantes o luciendo estampados coloristas o en un degradé de lo más interesante; tampoco faltan los cortes asimétricos ni los pantalones anchos y ligeros, los tops atrevidos ni las mangas de farol.
Chaquetas de corte sastre, camisas azules, vestidos blancos, estampados casi históricos, otros florales, minifaldas mínimas por delante y a veces también por detrás (no siempre), faldas voluminosas y de corte asimétrico, vestidos larguísimos de los que ocultan incluso las sugerentes sandalias de tacón, un aire de inspiración flamenca en algunas faldas de volantes, escotes palabra de honor, tops de inspiración francesa que nos recuerdan a los no siempre cómodos pero si seductores corsés, las sandalias, en su versión más atractiva y sofisticada, con cierre tipo pulsera al tobillo...
La creatividad y la elegancia que siempre manda en las colecciones de Zimmermann lo hace en sus propuestas de primavera de un modo muy especial gracias también a una paleta de color muy primaveral en la que caben tanto los tonos pastel como otros más vivos y encendidos.
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