Creada en 1962 en Nîmes, Cacharel lleva el nombre del ave de la Camargue favorita de su fundador, Jean Bousquet. El éxito de las míticas blusas, primero en crepé, luego en liberty desde 1967, hace entrar a la marca en la historia de la moda. Esta blusa icónica, rebautizada por la prensa como El Cacharel, se convierte en la pieza emblemática de la casa e imprescindible en todos los guardarropas femeninos entre los años 1960 y 1970.
Jean Bousquet conoce en 1968 a Sarah Moon, una joven fotógrafa desconocida en aquella época. Es el comienzo de una feliz colaboración, enriquecida por la llegada del publicista Robert Delpire. Todos ellos dan origen al universo Cacharel: romántico, inmortalizado para siempre por imágenes inolvidables, cautivadoras, soñadoras y poéticas.
En 2011, la dirección artística de la casa es confiada al dúo de creadores chinos Ling Liu y Dawei Sun, para renovar el ADN de la marca: feminidad sin ostentación, encanto y delicadeza son sus consignas. El tándem esboza una mujer tierna, picante y activa, que no ha perdido nada de su elegancia y de su dulzura.
Y, siguiendo esta consigna, Cacharel consigue reinventarse cada temporada sin perder nada de su espíritu inicial. Esta primavera-verano es un ejemplo de ello. Estampados muy naif, vestidos fluidos de cortes limpios y cómodos y marcando la cintura. Faldas lisas en colores claros o con grandes estampados florales y vuelo. Blusas de tejidos claros, lazadas al cuello, estampados de primavera con florecillas campestres, tréboles y pájaros. Bermudas claras, petos y pantalones capri en tonos lisos.
Para abrigarnos de la brisa de primavera tenemos cazadoras con estampados sutiles y abrigos de entretiempo con dibujos pequeños y cortes rectos.
Una moda serena para una mujer juvenil, romántica y sin artificios, con el esplendor de su belleza natural. Una mujer segura de sí misma, dulce y picante a la vez. La sensualidad de lo sencillo, del contacto con la naturaleza, de la serenidad.
Y las gafas de primavera son también deliciosas, gafas grandes: cuadradas y de pasta con las patillas de distinto tono, pero también redondas de montura metálica en cobre o colores pastel. Modelos muy favorecedores, con aire ingenuo e intelectual, que combina perfectamente con el tipo de mujer Cacharel. Un complemento delicado y sutil para las prendas de esta primavera-verano 2016.
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