La Ruta de la Seda, que proveía a los romanos de un tejido cuya esencia desconocían, sirve de inspiración a las nuevas propuestas de Adolfo Domínguez. El modisto gallego busca en un viaje que tiene mucho de ensueño las ideas sobre las que construir toda una colección de primavera y verano que resulta terriblemente seductora.
Y es que La Ruta de la Seda, que no era una sino infinitas y cuyo tramo principal fue declarado en 2014 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, servía no sólo como corredor de Asia a Europa con aquel tejido cuyo secreto sólo conocían los chinos, sino también para trasladar otro tipo de materiales y objetos de puro lujo como ámbar, marfil, coral o especias entre ellos.
Además de los tentadores objetos que circulaban por La Ruta de la Seda, las ciudades que ésta cruzaba son también una tentanción para el viajero; Xi'an en China marcaba el inicio y Adolfo Domínguez parte de ahí para llegar a Venecia deteniéndose en lugares como Samarkanda o Estambul y, entre ambas ciudades, Teherán, Bagdad, Damasco, Petra, Tiro y Antioquía. Además de sugerir veladamente un viaje, Adolfo Dominguez nos propone una colección de primavera para vestirlo.
Tejidos frescos y prendas de corte funcional e innegable estilo safari sin renunciar a la perenne elegancia que es esencia de Adolfo Domínguez, así podríamos definir una colección que piensa en la comodidad del viaje, en el calor intenso y también en las noches de asueto y ensueño que puedes vivir en Estambul.
Adolfo Domínguez nos propone así una primavera y un verano relajado y bien vestido en el que la elegancia, además de en las líneas depuradas de la colección, reside en tu gesto y tu expresión, en tus modos y, por encima de todo, en tu actitud a la hora de vestirte; una actitud que se verá sin duda matizada por un viaje por la Ruta de la Seda sin salir de la boutique de Adolfo Domínguez.
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