A Gucci, como a nosotros, el final del verano le sabe amargo, tan amargo que para inspirar su campaña pre-fall 2018, la que marca el fin del verano y nos pone mirando al otoño, nos echa a las calles de París... en mayo del 68, una evocación romántica y reivindicativa, llena de atrevimiento y color, reflejo de un tiempo pasado y, en cierta medida, también de nuestro tiempo.
Gucci recrea las protestas de mayo del 68 en La Sorbona, la universidad de París, y lo hace a modo de documental trasladándonos 50 años atrás para vestirnos en un futuro muy cercano, mucho más de lo que nos gustaría, en el final del próximo verano.
Fotografía en blanco y negro, estilo sesentero en el vestir, cierto aire vintage en el color, estampados atrevidos, casi locos (cuadros, rayas, flores, estrellas y un animalario al que no le falta ni un tigre; a veces varios de estos motivos gráficos aparecen incluso juntos y a la vez en la misma chaqueta o, al menos, en el mismo outfit); un estudio de música, con guitarras y voces sonoras y uno de arte donde una modelo posa y todos pintan, una clase en la que las sillas no sirven para sentarse sino para apilarse a modo de escultura y una manifestación en la calle a la que sólo le falta una Mariane a pecho descubierto para que el lema que acuñara Rimbaud 'Liberté, égalité, sexualité' viviera su representación más gráfica y perfecta.
Alessandro Michele confirma con esta nueva colección y esta campaña algo que venimos viendo ya desde que tomara las riendas de Gucci: este innovador diseñador no sólo ha salvado a la icónica firma italiana de un final agónico en lo económico sino que ha logrado renovarla de tal modo que está de nuevo en la vanguardia de la moda.
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