Que Giorgio Armani domina el arte de la seducción a la hora y momento de vestir a la mujer, lo sabemos, pero no deja de sorprendernos el modo en que logra el mismo efecto con sus propuestas masculinas aun a pesar de su sobriedad.
Porque el vestuario de los chicos, cuando quiere cargar cierta elegancia, tiende en demasía a la sobriedad e igual que en su defecto va el pecado no menos culpable es su exceso; Armani logra ese punto de equilibrio entre la serena elegancia de un traje y la alegría de un tono rojo o un blanco primaveral.
Los complementos tienen también su importancia, y no sólo gafas o cinturones que son un básico del look masculino, sino también los bolsos porque entre llaves, carteras, smartphone y el cargador por aquello de no pecar de desconexión, eso de llevarse todo al bolsillo es un asunto de poco estilo y menos gusto.
Y, para sumar seducción al asunto, nos enfrentamos de nuevo a una campaña sugerente y sensual, muy de imaginar además de ver, muy envolvente y, en definitiva, tan seductora como el propio Armani. Y así ¿quién se resiste a un capricho de primavera firmado por esta maison italiana?
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