Donna Karan abandona temporalmente Nueva York, quizá únicamente por una primavera, y viaja desde su habitual ser urbanita a un mundo tradicional y antiguo, el mundo tribal.
Adriana Lima es el rostro de mujer elegido para vestir un estilo étnico, sensual y arrebatadoramente seductor; junto a ella él, el partener pefecto, Andrés Velencoso. Y ambos frente al objetivo de Rusell James en un entorno que llama a instinto y autenticidad, Haití.
Las propuestas de Donna Karan para la próxima primavera se inscriben así en el mundo de la seducción y la sensualidad, en los tejidos naturales y tonos tierra con pinceladas azules y siempre en contraste con la luminosidad del blanco.
Se trata de un viaje que traslada la moda desde la manufactura, lo rápido y lo urbano -el corazón de Nueva York-, hacia un plano más natural, más pausado y más de artesanos, de reflexión y cabe que incluso más apasionado.
Una pasión encendida, sin duda, por lo insinuante de los cortes de faldas, vestidos y blusas: al cuerpo, insinuantes, permitiendo entrever lo justo y no ver nada más que piel y deseo. Una colección sugerente y apasionada sólo apta para aquellas que mantienen cierto atravimiento y camminan sobre tacón alto...
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