Ya lo decía la diseñadora venezolana antes de la presentación de la colección, “estoy en mi etapa rosa”, y la colección lo demuestra. El rosa en distintos tonos, empolvado, con toques más malva o más fucsia e incluso coral, es el color de muchas de las prendas de esta temporada. Un color femenino por excelencia, pero en unos tonos nada ñoños, hacen de esta colección una de las más vaporosas y femeninas para encarar el verano que viene.
Coexisten con el rosa los tonos pastel y mucho, mucho blanco, un toque de verde y algún estampado en tonos sonrosados y coral. Colores luminosos, invitadores y sutiles.
Hay una colección infinita de vestidos cortos con vestidos camiseros superpuestos, en gasas y semitransparentes que son una delicia; vestidos largos con escotes asimétricos y telas de seda que envuelven como un exquisito regalo el cuerpo de la mujer; vestidos estructurados con un patronaje tan exquisito que parecen pegatinas envolventes. Y también faldas midi plisadas y con vuelo, y pantalones palazzo de largos infinitos.
Y destacan los zapatos exquisitos, sandalias transparentes de tacón con pulsera rosa empolvado al tobillo -no hay nada más femenino que destacar el fino tobillo de una mujer-. Zapatos planos con cordones, elegantes para caminar pisando el asfalto y geniales para un pantalón cropped o un boyfriend.
En resumen una colección sensual, sugerente, deliciosa llena de todos rosados y blancos, los tonos del verano, transparencias, vuelos infinitos y gasas etéreas que envuelven a la mujer. La Carolina Herrera más sofisticada, elegante está presente en esta colección, siempre reconocible y siempre nueva. Es imposible no enamorarse de ella porque conoce como nadie a las mujeres y sabe embellecerlas. Unos diseños que son delicados, sofisticados y sensuales pero siempre cómodos, sin artificios sólo un patronaje exquisito y unas telas de lujo. Vamos a disfrutar con Carolina la viè en rose esta primavera.
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