Madelaine Vionnet, nacida en Francia en 1876, fue una diseñadora de Alta Costura francesa y una de las personas más influyentes dentro del mundo de la moda junto con Chanel y Lanvin.
Fundó en 1922 la marca Vionnet abriendo su primera tienda en Paris, que sólo cerró durante la Primera Guerra Mundial, periodo en el que vivió en Roma y aprovechó para empaparse de la cultura de la antigua Grecia Clásica, lo que fue fundamental en su posterior desarrollo como diseñadora. Aportó al mundo del diseño técnicas como el corte al bies para evitar las costuras, el cuello halter o la capucha. Madelaine merece un apartado especial en el mundo de la moda ya que sus innovaciones no sólo se centraron en los diseños sino en la forma de gestionar su empresa y su personal. Cedió su colección a su amigo e historiador François Boucher, lo que sirvió para que en 1986 se crease el Museé de la Mode et du Textile de París.
La marca resurgió cuando Sophia Kokosalaki fue contratada como directora creativa y con la posterior contratación de otros jóvenes diseñadores. Ahora es Goga Ashkenazi la que se ha propuesto revitalizar la firma, y lo ha conseguido.
La propuesta actual es de vestidos largos, fluidos, que visten a la mujer como una ninfa o una diosa griega. Muchas transparencias y tejidos vaporosos que envuelven como una segunda piel. Ya lo decía madame Vionnet: “cuando una mujer sonríe el vestido debe sonreír con ella”.
Esta colección, que tiene como musa a la modelo Anna Cleveland, es así, una colección artística, una segunda piel que envuelve a la mujer y que efectivamente sonríe con ella. Ropa deliciosa y delicada inspirada en modelos antiguos e intemporales, pero que intercala también diseños más modernos y deportivos. Y todo ello fotografiado con la estética cuidada de una verdadera obra de arte para deleitar la mirada y una sensualidad delicada que hace que deseemos lucir una de esas piezas.
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