¿Conoces la tendencia de última hora que ha calado hondo en casi todos los diseñadores de moda? Esa que pretende hacer de cada una de las colecciones una herramienta más para convertir nuestro armario en un ‘arma’ de atemporalidad, en el que el estilo nunca muere y la posibilidad de lucir cada una de las prendas se alarga mucho más de lo habitual. Hacer de una falda o una blusa el look perfecto tanto para ir a trabajar como para una comida de familia o un afterwork con amigos. Es precisamente de la que huye la última colección de Gucci para la próxima primavera-verano, en la que el lujo y el estilo no entienden de continuidad.
Como base, una colección funcional que hace del día un momento cómodo y de la noche un concepto de exclusividad, sofisticación y soberbia. Para ello Frida se hizo valer de la inspiración de épocas y entornos con los que cubrir cada una de las necesidades de las mujeres, haciendo de la primavera del 2015 un tiempo múltiple para cada personalidad: de los 70 rescatamos el ante, los botones dorados y los cinturones trenzados don doble vuelta, de Japón las grullas y de China su inconfundible estampado de flores sobre seda. Un mix que, junto al denim y el patchwork, hacen del casual deluxe la continuación de pieles de zorro y cabra en boleros y chaquetas y toques de glitter.
Un fenómeno pensado para aquellas que apuestan por convertir el vestir en todo un arte y la primavera es el mejor escenario para lucirse…
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