Los comienzos nunca son fáciles. Forman parte de un momento delicado, por lo que, ante todo, lo que se necesita es realmente tiempo. Tiempo para observarlo, mimarlo, encapricharse, analizarlo y, por último, dejarlo funcionar. Claro que cuando uno juega con ventaja los comienzos toman otro matiz mucho más relajado, se disfrutan desde otro punto de vista en el que cualquier detalle, por insignificante que parezca, parece un nuevo mundo cargado de sensaciones. Los comienzos siempre son temidos… incluso para Louis Vuitton.
Para la maison el viaje a lo largo del tiempo y del mapa terráqueo comienza en el futuro de su propia casa, la Fundación que llevará su nombre y que se inaugurará el próximo 27 de octubre. Allí, amparados por años de tradición y profesionalidad intachable que se sienten en el aire, pendientes de ser construidos, 3.600 paneles de vidrio y 15.000 toneladas de acero hacen de esta nave una perfecta ‘incubadora’ para el proyecto conocido como GEHRY-014.
Gesquière nos transporta hasta el lado más conceptual de la firma, atrayendo pinceladas de folk hasta nuestros días a través de The Flow, un trabajo fotografiado por Juergen Teller en el que también se aprecian rasgos hippies y boho-chic con vestidos realizados en tela de jersey y pechera bicolor con cuello en formato joya o bordados, faldas estampadas, chaquetas en piel de anguila, pantalones y tops en terciopelo… Y, por supuesto, complementos que predominan gracias a la combinación de materiales y diseños únicos: bolsos de metal o cocodrilo, botas altas de cuero con las flores clásicas del monograma en el tacón, pendientes hechos con resina, cuero patchwork, etc.
Toda una experiencia completa con la que vivir una temporada cargada de estilo, sofisticación y, sobre todo, dar el pistoletazo de salida para un comienzo cargado de historia y placer por el buen vestir…
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