Alexander McQueen presenta una colección con aires victorianos, fotografiada en plena campiña. Una silueta de principios de siglo XX que recuerda a la clásica sastrería inglesa pero que está impregnada de un gusto especial por los detalles: mangas abullonadas, cinturones corsés de cuero y blusas péplum de mangas vaporosas.
Los vestidos de noche son espectaculares y están bordados a mano con flores, pájaros y paisajes que evocan tierras lejanas. Las faldas están cuajadas de volantes de organza, cortados a mano, a los que se imprimen formas de concha ondulada. Una colección que evoca otros tiempos desde una perspectiva muy actual.