La mujer Nina Ricci sigue siendo fiel a su estilo personal, alternando contrastes y armonía. Un encanto relajado con facilidad para mezclar prendas.
El director creativo de la firma Guillaume Henry, retrata a una mujer resplandeciente y dinámica, e indica textualmente: “Poco importa el tiempo que haga fuera, la mujer Nina Ricci sube la temperatura. Carismática y espontánea, proyecta confianza en sí misma con su andar con la cabeza alta, una suntuosidad subrayada por el cuello alto, un pantalón sport y medias de rejilla.”
Unos diseños que priman las siluetas estilizadas: vestidos largos y pantalones ajustados, chaquetas entalladas con cremalleras, blusas con escotes abiertos. Una mirada a los años setenta en los pantalones acampanados y en los brillos del terciopelo. En cuanto a los colores, priman los ocres que se mezclan con el morado, mientras hacen un guiño los tonos carmesí, buganvilla y azul eléctrico.
Una mujer que, sobre sus tacones de cuña, parecen deslizarse sobre el suelo de mármol de las terrazas a lo largo del Sena.
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