La que fue una de las cantantes más reconocidas del panorama musical en los últimos años ha supuesto un antes y un después en la reinvención de los grandes géneros musicales que, tres años después de su muerte, continúa con un legado vivo gracias a la fundación que lleva su nombre y que nació con el fin de luchar contra el consumo de las drogas y el alcohol.
Fred Perry ha contado con un trocito del alma de la artista a través de Amy Molyneaux, diseñadora de PPQ y estilista de la cantante, para fusionar su estilo único e inconfundible con el patrimonio y la experiencia de la firma británica. El espíritu de Amy se recrea a través de diseños llamativos: explosión de combinaciones de colores, como el rosa y el negro que aparecen en camisas con estampados de cadenas, tributo a los tatuajes de Winehouse, que reinventan las grandes prendas clásicas de la Fred Perry.
Una colección cápsula cargada de significado, personalidad y, sobre todo, un trabajo que homenajea la vida y el talento junto con la profesionalidad de dos grandes referentes.