El diseñador Marc Jacobs (New York, 1963) sigue sin dejar indiferente a nadie que presencie sus desfiles. Con una gran tendencia a la dramatización, la puesta en escena fría y luminosa, realzaba más si cabe sus voluminosos y originales diseños.
Contaba en esta ocasión con una modelo de excepción, Lady Gaga, que lucía un abrigo con mangas de pelo en verde y ondas de estrella de Hollywood. Las modelos lucían maquillajes blancos, con la raya de ojos marcada dramáticamente y corrida sobre los párpados.
Las modelos desfilan arriesgadas, sobre altísimas plataformas imposibles con cordones, luciendo vestidos voluminosos, faldas transparentes, y tejidos con mezclas de piel, abrigos voluminosos, jerséis oversize y prendas de piel que arrastran hasta los pies.
Los colores elegidos son fundamentalmente los azules, los plateados, el blanco y fundamentalmente el negro. El negro es protagonista en conjuntos monocolor, en vestidos y transparencias adornados con enormes plumas, en el cuero de cazadoras oversize y en muchos de los abrigos de pelo.
Una colección audaz, sorprendente y que no dejará a nadie indiferente: en definitiva, una colección muy Marc Jabson.
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