Balenciaga presenta su colección de otoño-invierno 2019. La fotografía corre a cargo del fotógrafo francés Jean-Pierre Attal y se inspira en su obra “Paisajes etnográficos”. Attal, que expone en las más importantes ferias internacionales de arte contemporáneo, tiene una peculiar forma de ver la fotografía. Es un etnógrafo que fotografía el terreno con un lenguaje visual sintético, y abarca desde el surrealismo hasta representaciones muy arraigadas en la realidad.
Los modelos se muestran en posturas estáticas pero con fondos cambiantes. Un paisaje yermo y casi lunar sirve de contraste a una colección extremadamente sofisticada y urbana. Entre los modelos se encuentran: Lei Qin, Samuel Wilken, Takato Harashima, Shanelle Nyasiase y Une Jonynaite.
Los modelos pasean los diseños caminando por los paisajes rocosos, como si lo hicieran por las calles de una gran urbe. Lucen sofisticadas prendas en las que destacan los vestidos joya, la ropa de abrigo a medida y los ajustados vestidos que diseña Demna Gvasalia.
No sólo la fotografía es contraste; la paleta de color también mezcla los colores sobrios con los intensos. Trajes, vestidos y abrigos en tonos oscuros –azul y gris acero, visón y negro- se mezclan con tonos vivos e intensos: fucsias, turquesas y amarillos. Un contraste total en todos los sentidos.
Una cuidada y sobria sastrería que mezcla los trajes más urbanos convive con la explosión de color de vestidos y prendas exteriores. Sofisticación y elegancia son la base de esta colección, llena de contrastes, para el otoño que viene y lo firma Demna Gvasalia para Balenciaga.
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