Las hadas existen más allá de los cuentos y los sueños y más acá del país de nunca jamás; son pequeñas, bellas y están llenas de un talento que desconocen como se desconocen, tan pequeñas, a sí mismas.
Claro que estas hadas, las de verdad, no son pequeñas campanillas que arreglan teteras a veces con su mejor humor y otras como caprichosas vedettes, éstas crecen y con ellas el talento que las hará deslumbrar al mundo... pero sólo si les ayudas, si confías, si crees en ellas como cree, por ejemplo, Simona Barvieri.
Las niñas de Simona Barvieri son hadas expresivas y despiertas, se comen el mundo con los ojos y abren los brazos en un intento loco por abarcarlo; se enfurruñan y se alegran, y son decididas y aventureras, tanto como para negarse a abandonar sus playas de verano ante la inminente llegada del otoño, claro que ellas están preparadas para el tiempo que viene.
Llevan botas de agua y de frío, jerseys de lana, abrigos de paño o de plumas y estilosos gorros; llevan color además de calor y, entre los grises y el beige, no faltan los verdes ni los morados; visten a medio camino entre la comodidad y el estilo sin renunciar a la una ni al otro...
Y es que son hadas que podrán volar si, como hicieron los niños dormidos del mundo de las historias por campanilla, gritas por ellas ¡yo creo en las hadas!
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