Poco importa cuánto nos lo hayan advertido o que lo hayamos sentido en carne ajena, menos si cabe la información que está impresa en nuestros genes, heredada de nuestros progenitores como ellos la heredaron de los suyos, no importa ni tan siquiera la huella que las costumbres a lo largo de los siglos han dejado en nuestra piel… el día que vemos por primera vez a nuestro hijo y sentimos el tacto de su piel recién nacida despiertan en nosotros emociones desconocidas, en ese instante de ese día todo cambia… y no deja ya nunca de cambiar.
Y es que desde ese momento de bebé recién nacido, pelele, pecho y patucos, hasta sus primeras voces y su primer gateo e incluso sus primeros pasos, discurre tan solo un año en el que su pequeño armario no deja de llenarse y vaciarse, de cambiar según los meses, los kilos y los centímetros más que las temporadas; y ahora, al calor de su primera primavera, toca renovarse de nuevo.
Newborn, llaman en Mayoral a los pequeños que no llegan todavía al año y les dedican toda una colección para ellos solos, para que vistan cómodos en su cuna y su tumbona, en su carro de paseo y su alfombra de juegos y también para cubrir con gracia y alegría su piel en sus primeros movimientos, en el descubrimiento de esa independencia incipiente que les da el trasladarse por si mismos.
Se trata de una colección en la que encontraremos mucho algoón, mucho blanco y mucho beige, rosa para las niñas y azul para todos, colores dulces salpicados con toques del vital, alegre y energético rojo; vestidos florales o con el clásico estampado de topos, camisas de cuadros, chaquetas de punto y el vaquero, que forma parte del armario de nuestras vidas desde la misma cuna.
No faltan tampoco los accesorios para tocar y proteger sus cabecitas del calor sol ni todo un muestrario de patucos a zapatos para sus pequeños pies.
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