Sí, porque llega ese momento en la vida en el que los centímetros vienen acompañados de la coquetería, el interés por todo lo que ve y la intención de imitarlo a través de poses, actitudes y, sobre todo, el gran placer de introducirse en ese mundo llamado vestidor donde mamá y papá guardan sus mejores tesoros.
Es así como los pequeños del hogar comienzan a formar parte de la moda, con ganas de verse inmiscuidos entre tendencias, complementos y todo un mundo de mayores. En el afán por conseguir un equilibrio constante entre la ilusión del buen gusto y la más tierna de las infancias Cacharel lanza su última propuesta para este invierno: tules, capas, trajes de chaqueta, fulares y mucha ternura para el público más exigente, siempre acompañado de pequeños detalles que hacen las delicias de estos ‘terrible enfants’.
Calidad y elegancia en ‘mini’ dosis que permiten convertir a los niños en pequeñas personas capaces de destilar sofisticación y, sobre todo, inocencia y diversión.
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