Los niños son adorables, tiernos, dinámicos, dan vitalidad y sentido a tu vida y, para qué negarlo, trabajan más y mejor que tu. Para aquellos que estén en contra de esta afirmación, mi teoría es bien fácil de explicar: intenta imaginar las horas que pasa una modelo para hacer una campaña, levantándose a las 5 de la mañana y finalizando cuando el sol se ha marchado lo suficiente como para dejar al fotógrafo sin luz; súmale los cambios de vestuario, los horarios de comida y descanso y aplica este combo a una persona de medio metro con 5 años. ¿El resultado? Espectacular.
Cuando las campañas de niños pertenecen a firmas de lujo, como Dolce&Gabbana, es aún más impactante, ya que los objetivos aumentan de escala y el resultado debe rozar casi la perfección. Pero la moda también tiene su parte divertida, y Domenico Dolce también. El propio diseñador se encargó de capturar la campaña primavera-verano 2013, con un resultado más que aprobado, fresco y natural.
Las camisas, vestidos y pantalones en tamaño ‘mini’ continúan la inspiración de la colección de adulto, donde Sicilia se convierte en la isla a retratar sobre estampados de brocados y una paleta de colores cálidos. Un verano divertido donde disfrutar de la auténtica piccolezza.