No, en realidad no hablan, pero su expresividad es la más pura, transparente y efectiva que conocemos; sus ojos inquisidores y despiertos, el baile de sus manos, sus sonidos en risa, llanto y grito… Se hacen escuchar y entender y despiertan tanta ternura en quien los mira como el mundo que los rodea curiosidad en ellos.
Y es que los bebés tienen una ardua tarea por delante: aprender a caminar y hablar no es cosa baladí y menos cuando, oteando el mundo desde sus carritos y tumbonas, descubren un sinfín de objetos a los que echar mano e hincar la molesta encía que se prepara para los primeros dientes… y ahí van… Se acabó el estar tumbados mirando al techo y al cielo, sus pies pierden ya la gracia y también el mundo de calcetines de colores que lucen, descubren la utilidad de sus manos y cuando están boca abajo sobre su alfombra elevan ya la cabeza y medio torso… y entonces giran, se arrastran, gatean, culean… no importa el modo, sólo el objetivo: ese curioso peluche, aquel piano de colores, la caja de piezas de goma… y hasta lo más inconveniente al menor despiste.
Además, ellos no vuelven al cole como sus hermanos mayores, estrenan guardería… lejos de mamá y de papá, con nuevos amiguitos, compañeros de juegos… y de luchas y peleas porque los niños son así, enredando desde la misma cuna.
Con tan ardua labor y tarea por delante, con esa fingida independencia que han de alcanzar al sentir la ausencia de sus referentes en su todavía corta vida, no queda más que vestirlos, guapos, cómodos, en tejidos suaves y colores divertidos, en prendas que les encanten, que los abracen en tu ausencia y los acaricien hasta que llega la tarde y en ella tus mimos. Nadie como Benetton para diseñar prendas tan llenas de calidez y emoción, de vida, aventura, descubrimiento y futuro.
Se acabaron los bebés de rosa y azul, ellos merecen un aroíris de brillo, luz y color, desde los tonos suaves, beige o amarillo, hasta los rojos, verdes y azules más vivos y vibrantes, siempre sobre prendas dress safely, tejidas con el mayor de los mimos para la piel más suave y delicada, la del bebé, prendas que tienen en cuenta, además de la moda, la belleza y el encanto, la comodidad del bebé que empieza por la de quien lo cuida, mima y atiende... y es que en Benetton saben que un bebé se viste y desviste una y otra vez a lo largo de un día y una noche.
Si te gustan los bebés despiertos, los que brillan y lucen descubriendo el mundo, los que hablan a su manera, modo y antojo... no puedes perderte las propuestas de Benetton para este otoño.
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